El proyecto según su constructor
Un órgano es una obra de arte representativa de una época. Es la unión de tradición e innovación, artesanía y tecnología, música y arquitectura que forman una maravillosa estructura sonora que llena los templos o salas de conciertos.
En Colmenar de Oreja, como en el resto de la comunidad de Madrid, lamentablemente, una gran parte del tesoro histórico ha desaparecido, especialmente durante la guerra civil.
La recuperación del instrumento no había de enfocarse como la reconstrucción de una réplica de un instrumento histórico, sino como un reflejo de la evolución de los últimos siglos de la organería no únicamente en Madrid, sino a nivel internacional.
Esta filosofía de investigación e innovación se refleja en el nuevo órgano de Colmenar de Oreja. Así por ejemplo incorpora un programador de registración con más de 5.000 combinaciones libres, una eficaz caja expresiva, una mecánica ligera, precisa y segura, etc.
La acústica del templo ha exigido una construcción exquisita de los tubos, un viento vivo para favorecer un sonido cálido y una armonización de mucha calidad para llenar con energía el gran espacio del templo, aunque éste estuviera totalmente ocupado, e igualmente delicado y preciso en la larga acústica.
Esta obra ha sido posible gracias al mecenazgo de una persona de Colmenar de Oreja, sensible hacia la recuperación de un patrimonio perdido. Por ello ha sido mayor el compromiso de construir un instrumento musical, litúrgico, y una obra de arte, muestra de la recuperación musical y sensibilidad de nuestra época que podrá perdurar a través de los siglos.
Gerhard Grenzing
La recuperación del instrumento no había de enfocarse como la reconstrucción de una réplica de un instrumento histórico, sino como un reflejo de la evolución de los últimos siglos de la organería no únicamente en Madrid, sino a nivel internacional.
Esta filosofía de investigación e innovación se refleja en el nuevo órgano de Colmenar de Oreja. Así por ejemplo incorpora un programador de registración con más de 5.000 combinaciones libres, una eficaz caja expresiva, una mecánica ligera, precisa y segura, etc.
La acústica del templo ha exigido una construcción exquisita de los tubos, un viento vivo para favorecer un sonido cálido y una armonización de mucha calidad para llenar con energía el gran espacio del templo, aunque éste estuviera totalmente ocupado, e igualmente delicado y preciso en la larga acústica.
Esta obra ha sido posible gracias al mecenazgo de una persona de Colmenar de Oreja, sensible hacia la recuperación de un patrimonio perdido. Por ello ha sido mayor el compromiso de construir un instrumento musical, litúrgico, y una obra de arte, muestra de la recuperación musical y sensibilidad de nuestra época que podrá perdurar a través de los siglos.
Gerhard Grenzing